Empezar el día con un trabajo básico de las estructuras energéticas corporales para vitalizarse y centrarse, acceder al universo de las sensaciones y descubrir la esencia misma del movimiento (inspiradas de métodos de relajación, yoga, qi gong, do-in, masajes…)
El alargamiento y la flexibilidad de los músculos posteriores para posicionar el cuerpo en una morfología normal.
El centro, según la concepción japonesa, descrito como el «hara»: El centro del ser, de la fuerza, de la unidad, núcleo de la relación con el mundo.
Trabajo que se aplica tanto a la vida cotidiana como para la Danza o el Teatro.
El trabajo postural permite entrar progresivamente en el movimiento (fluidez, flexibilidad y potencia de la movilidad natural)
Equilibrios y desequilibrios para hallar las suspensiones, sentir la gravedad, trabajar las caídas con diferentes energías.
Todo esto nos lleva a controlar su propio peso en el espacio.
Aprendizaje de «frases gestuales» que cada uno adapta a su energía y posibilidades.
Trabajo de ocupación y orientación en el espacio (para poder adaptarse a todos los lugares)
Esta asignatura permite descubrir el movimiento espontáneo y la composición
(Descubrir las llaves que abren hacia el camino de nuestros mundos interiores).
Un ritmo en donde el cuerpo y la voz se convierten en instrumentos de percusión: aprender con gestos sonoros las bases del tempo, medidas, contratiempos, ritmos binarios, ritmos ternarios, poliritmos…
Buscar la relación íntima con la música, para descubrir la musicalidad del cuerpo (músicas variadas y utilización de percusiones).
Construir arquitecturas (solo, dúo, trío…) en donde el gesto, el cuerpo y la voz inventan formas, líneas, espirales y colores que salen de lo normal pero cautivan los sentidos.
«Danza contacto» para no olvidar que la danza es compartir. Tomar conciencia de «su yo animal», concepto de Steve Paxton, que desarrolla su teoría alrededor de la presencia de un ser subyacente al ser socializado.
Posibilidad de evolucionar en plena naturaleza.
Un trabajo sobre si mismo, y un encuentro con los demás para volver a encontrar el soplo de la vida, la simplicidad, el natural y la humanidad de la danza.
Buscar del lado frágil y no del de la fuerza.